Octubre es el mes en el que naci, y es un mes para lugares del norte, donde el otonio es el otonio y de pronto, hay por encima de nuestras cabezas un techo amarillo y rojo, que tiembla. Toda la luz es distinta. Florecen plantas delicadas al raz del suelo. Hay ardillas a diestra y siniestra y de pronto, en una claro tras una casa, hay una congregacion de cuervos, graznando, volando bajo, en grupo, de un conjunto de ramas al siguiente. Los canadienses van en bici, en shorts, con hijos, con tenis, con perros. Es lunes de Thanksgiving y es como domingo. La temperatura es tibia y el cielo, parcialmente azul. Vi a un chavo caminar al lado de su perro labrador, subir un sendero y luego, tras un grupo de arboles (pero sin esconderse demasiado) encender brevemente una pipa. Me dieron ganas de seguirlo. Cerca de la multitud, mas arriba, unos italianos jugaban una cascarita de futbol contra unos balcanicos (quien sabe de donde eran pero se llamaban entre si con esos hermosos sonidos rusos o yugoslavos llenos de yyyes y vvves y sschhsces). Jugaban con los torsos desnudos y ese era un espactaculo casi tan seductor como el otonio. Camine por senderitos lejos de todo y luego norteada como soy me dio miedo perderme (aunque no habia manera), y regrese a una zona con mas gente a recargarme en un tronco y sentir el sol en las piernas.
Anoche vi una de las mejores peliculas que he visto en mi vida (Ja, a lo mejor digo eso con mucha frecuencia, pero siempre es la verdad). "Cool hand Luke" con Paul Newman. Uf. Estoy enamorada de el. Lo he visto en muchas peliculas que me han gustado mucho y en las que el me ha gustado muchisimo, pero esta es sin dudas mi favorita. No se si califica como una "feel good movie", por eso de que muestra algo humano que parece inquebrantable en alguien a quien intentan quebrar, todo el tiempo. A mi me entristecio un chingo. Los seres mas extraordinarios de este mundo no forman parte del mundo, se mueven en las orillas y los callejones de la tierra, se portan como locos, se rebelan, se pierden para siempre en la selva, estan encarcelados porque ejercen y respiran y exudan una libertad corrosiva y el mundo percibe su amenaza y les pone grilletes en los pies. Son los santos de la tierra. Me los imagino, sombras esbeltas, y sonrisas dulces y peligrosas. Frugales, raidos, luminosos. Agiles, veloces. Los poetas, los que no usan corbata ni trajes de negocios sino el polvo sutil de muchos caminos, en la periferia de todas las cosas. Son seres ligeros a quienes obligan a llevar no uno, sino dos juegos de cadenas en los pies, para clavarlos en la gravedad del mundo. Seres capaces de escurrirse a traves de todos los candados y todos los cerrojos.
Estoy aqui, y a veces, Mexico es una mancha borrosa y lejana y apenas tangible y en lugar de las imagenes hermosas y caoticas y desesperadas e mi ciudad y de espacios como el metro donde las asimetrias se muestran con todos sus dientes amarillos en chavos que por ejemplo dejan caer sus espaldas sobre el vidrio de botellas y ensenian el torso con sangre reciente y cicatrices viejas, aqui las hojas de maple tintinean con suavidad protectora por encima de las cabezas y por todos lados hay arboles y una sensacion limpia. Y dan ganas, por que no, algunas veces, de vivir en una de esas casitas de madera de dos pisos y jardines frontales y que los ninios dibujen juegos de avion interminables sobre el asfalto de una calle sin amenazas ni sobresaltos. Ir al parque los domingos, jugar tenis. Porque ademas, aqui por lo menos hasta ahora la impresion es que la gente no parece perseguir algun frenesi de consumo sino que trabaja y vive confortablemente en medio de la diversidad mientras los ecos de muchos idiomas y muchos acentos suenan en los autobuses y el metro y las calles. Ligeramente paradisiaco todo, la gente es amable y casi angelical, y en las noticias locales los crimenes que escandalizan son que alguien grafiteo un monumento o que una rata fue vista cerca de un restaurante chino. Y yo pienso en el dolor de estomago todavia reciente por la noticia del 15 de septiembre en Morelia. Alla decapitan y tiran granadas, aqui alguien pintarrajeo una estatua. Aqui hay paz. Hay una suavidad dulce. Y entonces pienso en que esto es precisamente de lo que ando huyendo, de la suavidad dulce y la comodidad letargica. Aunque para mi, por supuesto, nada ha sido comodo ni letargico hasta ahora, y yo miro la tarjeta postal de Toronto desde la aspereza y la embriaguez de mi propia soledad y mi incertidumbre. Lo que pienso es que aqui hay cosas que pierden peso y se hacen borrosas, como el metro en Mexico. Uno puede olvidar las otras caras del mundo, aunque tambien estan aqui, en los migrantes, los que van en este metro cubiertos por el polvo de las construcciones y duermen en el asiento, exhaustos, molidos. Y los que son deportados, y los que viven bajo la sombra permanente de la deportacion. Hay gente que paga precios caros para estar aqui, y puede ser expulsada sin advertencia. No todos tienen derecho al paraiso.
La pregunta es si queremos este paraiso. A mi me atraen, por el contrario, siempre me han atraido, las orillas, los callejones de los santos y los locos y los vagabundos. Pero no he vivido ahi, sino en mis propios refugios de filigrana. Me consuela saber que puedo derrumbarlos, como acabo de hacerlo. Puedo renunciar a mi chamba e irme del pais sin preparativos ni redes, con algo de dinero prestado y una maleta empacada dos horas antes de enfilarme al aeropuerto. Y puedo llegar a otro pais con una historia inventada para los oficiales migratorios y un par de telefonos de hostales y una referencia vaga sobre Dufferin Station y el periodico de los latinos. Pero no estoy acostumbrada a mi libertad o mi valentia, y las ejecuto con inseguridad temblorosa. No tengo la sonrisa de Cool Hand Luke sino una espalda ligeramente doblada bajo pesos como nubes, ciudades lluviosas por encima de mis cabellos y mis huesos. Es solo que es delicioso asomarse a uno mismo en medio del derrumbe. Estar intensamente envuelta en un descubrimiento del que yo misma no estoy excluida. Y algo crece en mi a traves de Toronto, todos los dias, y todas las noches. Es la certeza de una vela de navegacion hinchada por el viento y la velocidad, en mis pulmones, que no se desgarra, que aguanta la rudeza aun tibia, aun tierna, de todo lo que me sucede.
Yo no tengo muchas cosas. No tengo la sonrisa peligrosa y libre y dulce de Cool Hand Luke, ojala la tuviera. Tengo una voz suave, y ademanes fragiles. Pero lo que tengo es una capacidad sin reservas para enamorarme. Asi que siempre me estoy enamorando. Y ahora, estoy enamorada todo el tiempo, de las imagenes del otonio, y las calles ordenadas, y las siluetas de las construcciones, y los graffitis de algunos muros, y los acentos y los rostros de la ciudad, una ciudad hermosa. Y me estoy enamorando tambien, como en un juego, ahora me doy cuenta, de mi jamaiquino (por lo menos aqui, ahora, y porque todo es un juego, quiero escribir MI jamaiquino), que es guardia de seguridad en el super donde trabajo. El primer dia que empece a trabajar ahi nos miramos y nos sonreimos muchas veces y para mi todo era como un juego y no importaba demasiado. El segundo dia el salio a buscarme y me pregunto de donde era y cuanto llevaba en Toronto (y yo estupidamente le menti y le dije que mi familia vivia aqui, porque llevar una semana en Toronto y sola era evidencia muy clara de que no tengo permiso para trabajar y me entro el panico), y apunto mi nombre para no olvidarlo(y me dijo el suyo, y me dijo que nacio en Toronto pero sus origenes estan en Jamaica), y desde entonces, es el unico en la tienda que me saluda y se despide de mi usando la version canadiense de Jimena (que suena algo asi como Yimina, y Yimiena y Yimieni, dependiendo de quien lo pronuncie, pero el me dice Yimina). Es, creo, un poco mas chico que yo, tiene un tono de piel muy oscuro, casi azul, y la voz oscura, con timbres casi azules. Su rostro es simetrico y parece esculpido a mano y tiene los ojos grandes y redondos y la mejor sonrisa del planeta. Asi que ya descubri que me gusta, y eso, por supuesto ha echado todo a perder porque ahora soy, de nuevo, una nerviosa ninia de secundaria. Es curioso. Uno pensaria que esos panicos microscopicos deberian desvanecerse ya a estas alturas, sobre todo despues de los grandes panicos mas recientes.
La luz ha ido cambiando y tambien los matices del otonio en el parque. Ojala tuviera camara para tomar fotos (es lo primero que voy a comprar con el primer adelanto del primer sueldo). He estado aqui suavemente tendida, suavemente enamorada de todo, de todas las cosas. Las pilas del discman acabaron de morir. Ya se fue el sol. Ahora me levanto para caminar otro rato.
4 comentarios:
Hermosa mujer que andas por las calles de Toronto tintineando y sonriendo. Que rico leerte, sentirte cerquita y tan despierta!. Ya me diste ganas de volver por aquellos rumbos, y de conocer al chico rayos azulados. Aca todo corre con cierta calma y cierta dulzura, pero con cierta tristeza de que nos haces falta; sobre todo a mi, te confieso hermana mía de rayos dorados... Acá la revolución de mi cabeza se sigue y se adereza de tardes que saben a nostalgia, a delirios dulces, y a libélulas fugaces. Poco a poco la incertidumbre se me esta volviendo tangible y me inhunda de nervios y de felicidad. Tantas aventuras por vivir, ya regresaras y nos pondremos de acuerdo. Solo quiero adelantarte que Radiohead talvez venga a México; pareciera que nos llega en los momentos precisos de turbulencia. Así es esto, que delicioso!. Te quiero mucho hermanita de chapitas sonrozadas. Cuidate mucho!! y nada de tristezas, no más las suficientes; acá todo mundo, quiero decirte, estamos al pendiente de tus huellas de aguamiel y de maple syrup...
Pisadas azules dejan, hoy, tus relatos; sigue prestandome tu temblorosa conquista en Toronto...
Por último te invito a mi blog, es: http://lapatochada.blogspot.com/
(escribeme alguito)
Wow.. Que lindo escribes!
es grato pasar por aqui y encontrarse con tan bellos paisajes.
Y que chido que vayas sumando mapas nuevos a tu geografia.
Cuando te leo despierta en mi el vertigo que implican los viajes, y giro tambien hacia esa vida mas mundana que todos poseemos...
De pronto cai en cuenta de mi fascinacion por las periferias, (por otras periferias) llenas de velos sordidos que nublan la mirada o que nos alertan ante peligros vivos, pulsantes, o el simulacro intenso de algunos fantasmas... (pero mejor no me pongo denso).
Justo en este momento estoy revalorando la libertad y la capacidad de movimiento junto a esas ganas que nos llevan a saltar desprendiendonos del suelo.
Espero que cada dia por allá te de nuevas sorprezas y alegrias!
un beso
Atl
P.D.
Suerte con tu Jamaiquino!
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