domingo, 1 de mayo de 2011

No es que haga las cosas en nombre del amor, el amor no es una bandera, hago las cosas arrastrada por el amor, el amor es la violenta corriente de un río, el amor se parece algunas veces a la pesadilla de una sola ola, gigantesca, que remueve cimientos y arrastra ciudades. El amor es un puño demasiado grande, oprime mi pecho, y nada hay más insensato y hermoso que rendirnos a esa completa fragilidad. Pienso en lo que he hecho a causa del amor, y no son las decisiones del guerrillero que pone su vida en la línea de sus ideas, las mías son ensoñaciones mucho más ciegas y absolutas, se parecen a la locura de los heroinómanos. Mi adicción no es el amor, es J. Han existido desde el inicio de nuestra historia secretos oscuros (quizás un solo secreto), una sola mariposa negra que a veces está ahí, en la esquina, extendiendo unas alas de enorme tristeza. Mi amor por J., desde la primer noche y la primer mañana, fue una apuesta ejecutada febrilmente, con abismos a uno y otro lado de un delgadísimo hilo, que brilla.



Hoy he pensado mucho en Dostoievsky. Es mi escritor favorito. Sus libros hablan del corazón de los hombres y están escritos con profunda empatía, están escritos desde un profundo amor por los hombres. A lo mejor porque para entender hay que amar primero, creo que nadie nunca ha dibujado tan bien en sus libros a la naturaleza humana. Pienso en `el ahora porque recuerdo la manera en que León Muichkine (el príncipe idiota), y Ragogine amaron a Anastasia Filipovna. El amor puede redimirnos, o destruirnos. Muichkine se enamoró de Anastasia Filipovna antes de conocerla, la primera vez que vio su retrato. Todo lo que dijo entonces fue "se nota que esta mujer ha sufrido". Entiendo a Muichkine (nunca he querido a un personaje ficticio tanto como a ese príncipe), entiendo lo que es amar el rostro de alguien que ha sufrido. Pero amar a alguien que sufre es como asistir impotentes a un lento naufragio. A veces, yo también podría hundirme. Pero no quiero.



Hay también, desde el principio hubo una belleza seductora, una dulzura sin límites. Eso también es este amor. El hilo que nos une lo ilumina todo de una manera que me desarma.