martes, 7 de octubre de 2008

Hoy por la maniana en el metroCada vez que un umbral es atravesado, hay otro esperando despues. No hay tiempo ni espacio para relajarse. Las situaciones estan, todo el tiempo, demandando alguna otra cosa de mi: fortaleza, o caracter, o "street smarts". Voz propia. Capacidad para partirme un poco la espalda. Llevo 2 dias en la nueva chamba, y acabo mas molida que en los peores dias de la mesereada en Mexico, no consigo salir a tiempo, ni tomar mis 30 minutos de descanso, o ir al banio, porque ando en chinga para todos lados. El primer dia 10 horas, el segundo casi 9, sin-pausas. Algo que descubri: a pesar de todo, he aqui que me gusta el trabajo fisico. Me gusta como se siente la actividad en mi cuerpo.. Cuando anochece me duelen todos los musculos, y cuando amanece tambien. Ahora puedo mirar sin romanticismo como es la jornada de un construction worker, o alguien paleando nieve, o en el roofing. Yo por supuesto, estoy aun en alguna orilla mas comoda, pero ya no estoy tan lejos, ya estoy ahi, al menos, ya estoy en la realidad. Todo lo que hay, al final, es un destello opaco, luz a traves del otonio y cosas asi, una chispa de sopresa frente al espejo, y eso es todo. Se puede sufrir (y de hecho esto no califica aun como sufrimiento), y ser feliz, simultaneamente. Intento estar despierta. Salgo molida de la chamba, pero me voy a St. George por mi hotdog de menos de tres dolares (el musico del harpa ya no estaba ahi, y su ausencia hizo palpable la forma en que la vez pasada, la musica embellecio a la calle y al momento). Veo a la gente fresa del rumbo, los estudiantes en los cafes, los jovenes cuidadosamente arreglados, y les envidio la despreocupacion, la ligereza con la que pueden flotar a lo largo de las calles. Hay un estadio universitario, y puedo ver a los chavos con sus uniformes de futbol americano, entrenando. La arquitectura, igual que los rostros, es pura mezcla fascinante, las formas mas contemporaneas se superponen costado a costado con grandes edificios de piedras pesadas, y acento clasico y antiguo. Desde el tercer piso de una enorme escuela de musica, varios chavos levantan y bajan al mismo tiempo los brazos, para golpear tambores, enormes tambores sinfonicos, y todo lo que veo son sus siluetas blancas a traves de la ventana. Y por ahi esta algun museo que parece de historia natural y a traves de pedacitos de cristal, por aqui y por alla, se ven los huesos colgantes de los dinosaurios. Pequenios parques iluminados con luces verdes que palpitan, iglesias sacadas de alguna pintura de Van Gogh. Veo en las esquinas los edificios a medio construir, los enormes esqueletos de concreto, y no puedo mirarlos sin ver ahi a todos los que los estan construyendo.
Hace rato, en el metroLa chamba es simplemente pesada, ningun romanticismo de por medio, soy el escalafon mas bajo en un sitio sin glamour alguno y para muchos, soy simplemente invisible. Pero hay un guerito gracioso (Jay) que me mira, me sonrie con simpatia, me hace platica, trata de ayudar en lo que puede, y de vez en cuando patea de manera juguetona mi carrito, o me dice en espaniol "como esta seniorita?" Hay otro, de origen jamaiquino, el guardia de seguridad, que es simplemente coqueto. La gente en general es muy amable, los clientes del supermercado pasan a mi lado y me hacen pequenios comentarios amigables, me piden perdon si chocan suavemente conmigo, y me sonrien. Los canadienses, en general, sonrien un chingo. En medio de la friega hoy si tuve, al fin, mi media hora de descanso, fui a la tiendita de la esquina por una dona y un chocolate caliente. Dios mio. Placeer. Me sente un momento con la novela en las manos (On the Road, de Jack Kerouac), pero estaba muy cansada como para leer, asi que me quede ahi con la mente en blanco, saboreando. Los tiempos libres estan completamente iluminados. Ocurren bajo una frecuencia nueva, con una intensidad nueva. Son momentos felices.

Por cierto. Yo andaria con aproximadamente una tercera parte de TODOS los hombres que veo aqui, en el metro, en el super donde chambeo, en las calles. GUAAAPOOOS. Y creo que al menos unas tres veces cada dia, a veces menos, hoy si fueron tres, me encuentro con algun hombre de una belleza tan singular y deslumbrante que me casaria de inmediato, sin preguntas. No solo la ciudad es hermosa, sus habitantes son muy hermosos, los hombres y las mujeres.

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