martes, 2 de septiembre de 2008

Estábamos en una cabaña en el bosque y era de noche (escenario cliché del comienzo de todas las pesadillas), había familiares míos, y amigos de la familia, pero sus presencias eran vagas y no los recuerdo con exactitud. De pronto, me daba cuenta de que mi hermana había desaparecido. A la distancia, alguien hacía señas como pidiendo auxilio con la luz de su celular, en medio de los árboles, detrás de una loma. Yo estaba segura de que era mi hermana, y empezaba a correr hacia ella, a través de un camino estrecho que se desmoronaba constantemente bajo mis pies. Después de mucho correr y resbalar llegaba hasta ella, quien me miraba en silencio, como si le hubieran quitado la voz. Me daba cuenta de que una sombra o un peligro nos había atrapado a las dos, ahí, pero no se veía a nadie cerca. Entonces, aparecía una niña como de ocho años, de rulos rojos, con algo casi intangible en sus manos, y yo adivinaba que eran las cuerdas de un titiritero, y que los títeres éramos mi hermana y yo. Nosotras éramos sus juguetes. Volteaba hacia atrás y veía dos tumbas cubiertas de ceniza, las tumbas de otras personas que habían sido sus juguetes. La mirada de la niña era indeciblemente maligna. Pero era una niña, y yo creía que era posible convencerla de que no nos hiciera daño, que nos dejara ir. Pasaba a lo lejos la silueta de una camioneta llena de narcos (uf, las asociaciones del subconsciente), y todo, en ese momento, se ponía mucho más siniestro. Entonces me desperté, angustiada. Tardé un buen rato en darme cuenta de que estaba en mi cuarto, donde brillaba la lucesita del aparato de música, y se veían las siluetas de mis cosas, las botellas de cristal junto a la ventana, las postales unidas con chinchetas a la pared. Durante algunos minutos seguí sintiendo algo como los ojos de la niña, mirándome fijamente. Luego me dormí otra vez, y seguramente soñé cosas mucho más agradables.

Hoy por la mañana encontré brevemente a mi hermana en el msn. Ella también soñó conmigo, y también soñó que debíamos escapar juntas de algún lado. Por algo somos almas gemelas, ella y yo.

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