viernes, 15 de abril de 2011

Regresan los teclados sin acentos, las cronicas transcritas desde una libreta profesional y los asientos... de un avion, del metro, o un autobus con anuncios parsimoniosos en ingles.

En el avion...

Milan Kundera dice que quienes se van, quienes abandonan por ejemplo un pais para empezar a vivir en otro, son los infelices. Quienes estan satisfechos no tienen razon alguna para partir. Pero yo no me voy para dejar Mexico. Mexico me hace feliz. Y no es que ame por puro nacionalismo ciego un pedacito de tierra limitado al norte por los Estados Unidos y al sur por Guatemala, pero ahi, en ese pedacito, esta mi familia. Y mi familia se parece, siempre, a la sombra protectora de los arboles. En ese pedacito esta mi historia. Esta un tejido profundo que va de mi corazon a otros corazones, y no es que ahora esos hilos se rompan, pero se estiran como las falanges de los dedos cuando queremos tocar algo que esta lejos, y ese estiramiento duele.
El ultimo dia de clases con mis alumnos de secundaria nos fuimos de paseo a las cascadas de "El Tejocote". Fue un buen dia, los ninios posaron muchas veces, para muchas fotos, y jugaron guerritas de agua y titiritaron de frio y se entregaron a dulces ataques de risa. La despedida fue un golpe mas violento de lo que esperaba. Yessica, quien hundia la cara entre los brazos sobre la mesa cada vez que le decia un cumplido, esta vez la hundio largamente para llorar, y eso me rompio el corazon. Y duele despedirse, pero es bueno que duela, porque eso quiere decir que el tejido de los hilos esta ahi, jalando, obligando a que se estiren las falanges, sin romperse, mostrandonos que ocurrio la magia que nos une a otras personas.

En ese cachito de tierra al Sur de los Estados Unidos y al Norte de Guatemala hay, ahora, jacarandas brevemente violetas, hay una camioneta destartalada que anuncia donas y bolillos con una cancion de Tin Tan. Hay tiroteos, levantados, descabezados, desaparecidos, una brutalidad creciente. Hay cadenas sin fin de montanias azules. Hay decenas de millones de pobres. Hay geranios floreando en  corredores y patios de tierra recien barridos, en medio del mundo mismo, lejos de casi todo lo demas. Hay familias comprando elotes en los puestos de la Alameda, y hay estatuas vivientes en la calle de Motolinia. En ese cachito de tierra esta tambien mi mama, regando plantas, salvando gatos, mirando al mundo con dulzura. Esta mi papa, hundiendo sus pasos en el bosque con movimientos de samurai. Esta mi hermana, mi angel, manos cuadraditas, rostro lleno de luz. Ahi estan mis amigos (y sobre todo, mis amigas), esperando bebes, acabando la escuela, moviendose en el mundo con esperanza. Esta mi prima Ari mostrandome con orgullo su primer diente flojo. Esta mi abuelita, riendose de su propio cabello al despertar por la maniana, poniendose de perfil para que admiremos su "look punk". La lista no es muy larga, pero se hunde con enorme profundidad, y ahora incluye tambien a mis alumnos y sus familias.

El corazon se desgarra por un lado y por el otro, al fin se cura, al fin se completa. Despues de estar casados por mas de un anio, mi esposo y yo empezaremos, al fin, a estar casados. Y eso, ahora, compensa la distancia que crece, mientras el avion avanza inexorablemente hacia Toronto.

En el metro...

La primera vez que llegue aqui lo hice como kamikasse, como piloto estrellando el avion en un solo arranque decisivo, en un solo grito continuo. Mis primeros dias estaban dominados por el miedo y la belleza. Yo leia a Kerouac y pensaba romanticamente en la incertidumbre.

La segunda vez que llegue aqui lo hice en nombre del amor. Tambien hubo belleza, y miedo, porque J. y yo tuvimos qe caminar por la cuerda floja, en medio del vacio, para acercarnos.

Esta es la tercera vez que llego aqui. Mientras el avion se acercaba a la tierra, y vi las casas y los parques y las torres y el lago, me pregunte muhcas veces, en silencio, si Toronto iba algun dia a ser mia, asi como el D.F. fue mio, y "La Cienega" fue mia, y los rincones de Michoacan fueron mios. Esa noche, contra todos los pronosticos, nevo. Hacia un frio de la chingada, y todavia, a veces, hace un frio de la chingada, y pienso con nostalgia en los cielos azules de mi pais. Pero la nieve, desde el principio, fue mi complice en estas tierras. La nieve llego siempre para recordarme el poder de la belleza, aunque el miedo nos ande mordiendo los talones.

Hasta aqui llego porque hasta aqui llega mi credito en el cafe internet. Todo es precario de nuevo, pero en cuanto las cosas se compongan, prometo mas tiempo y mas calma en este espacio.

1 comentario:

D. dijo...

Hola Jimena:

Como dicen, partir es morir un poco.
Pero siempre se hace carne en nosotros "nuestro" lugar. Por algo lo deseamos, porque aunque lo pasemos mal, fuimos felices.

Que estés donde estés, espero no pierdas la felicidad: recordá de dónde partiste, y que siempre serás de ahí.

Saludos.
D